PROCESION EXTRAORDINARIA DE LA ESTRELLA. Daniel Figueras.

Foto: Pepe Lasala


Bueno, creo que ya es hora de contar ésto:
Hace una semana yo me encontraba en Sevilla comiéndome un bocadillo y esperando en la habitación de mi hotel hasta que fuese la hora de irme a Triana para ver procesionar a La Estrella.
Tenía nervios, era la primera salida extraordinaria que veía (muchos os reiréis pero para mi era emocionante). Llegó la hora, a eso de las cinco y media. Salí con mi amigo Omar de nuestra habitación y nos dirigimos a Triana. Los dos al cruzar el puente nos santiguamos como buenos trianeros. A eso de las seis llegamos a la capilla de La Estrella y nos colocamos justo enfrente (donde hay un kiosco pequeñito) y nos dijimos el uno al otro: por fin.
Algo mas tarde llego nuestro amigo Mario, el cuál había hecho un largo trayecto en autobús para llegar a Sevilla; imaginaros, Zaragoza- Madrid y Madrid-Sevilla.
A las siete y media se abrió la puerta de la capilla y empezó a salir el extenso cortejo que precedía a La Estrella. Acabamos de verla salir y nos fuimos a la Capilla de los Marineros. Quién me iba a decir a mi que allí un tiempo mas tarde iba a vivir el mejor momento como cofrade sevillano de toda mi corta trayectoria como tal. Pasaban los minutos y ya se empezaba a oír a la banda de Presentación al Pueblo de Dos Hermanas.
Tardaron bastante, pero daba igual, teníamos un sitio de lujo enfrente de la puerta. Y por fin llego Ella... toda la calle abarrotada como si de una Madrugá se tratase y, de repente, la banda de la Oliva de Salteras empezó a tocar la Salve Marinera y ahí estaba el gran momento de la noche en mi elección, toda la calle cantando al unísono y yo también entonaba esa gran canción; fué algo inexplicable. Ese fué mi mejor momento como cofrade, el cuál decía antes. Después nos fuimos a cenar algo rapidito en la otra orilla del río para volver con la Reina de San Jacinto. Antes de que el palio entrase en la calle Castilla, lo habíamos cogido y fuimos cangrejeando con él hasta la capilla de La O.
Una vez allí, nos adelantamos y fuimos a San Jacinto, nos compramos algo para comer y fuimos a buscar a la banda de Presentación con la cual fuimos hasta el Altozano donde volvimos a esperar a la Estella para ir cangrejeando con ella hasta el final.
En estas líneas, he intentado resumir una gran experiencia: Dios te salve Estrella y bendice a todos tus hijos y a todos los trianeros.


DANIEL FIGUERAS