LOS DOLORES DE GRANADA.

 En aquel tiempo, el padre y la madre de Jesús estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:
—«Mira, este está puesto para que mucho en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones.  Y a ti, una espada te traspasará el corazón.»

Lucas    2,33-35