ERA 18 DE FEBRERO. Maite Cebollada.


Era 18 de Febrero, por fin había llegado el día, habíamos llegado a Sevilla muy temprano, los  nervios llenaban nuestros corazones desde que a mediados de Enero nos había llegado la noticia: por fin íbamos a Jurar Reglas en nuestra Capilla de los Marineros.

Nos encaminamos hacia la Capilla y de repente apareció allí el Puente de Triana, cada vez estábamos mas cerca. Cuando puse mi primer paso sobre la calle Pureza un escalofrío me recorrió el cuerpo, ya estábamos cerca, cada vez más cerca, y por fin llegamos, allí estaba, nuestra querida Capilla.

 Nos estaban esperando, pero lo primero que hicimos fue entrar a ver a Nuestros Titulares; cómo se te llena el alma cuando entras allí y los ves a los dos esperándote, sonriendo por la alegría de ver a esos hijos tan anhelados; “ya estamos aquí Madre, por fin llego el momento".






Como siempre, fuimos estupendamente recibidos por esas personas a las que lo único que nos une es el Amor al Padre, no nos habíamos visto nunca pero era como si nos conociéramos de toda la vida, besos, abrazos y un cariño inmenso, el cariño que se da a un hermano venido desde lejos.

Recorrimos la Casa de Hermandad y llegó el momento de bajar a la Capilla de nuevo, nos habían reservado un banco sólo para los hermanos de Zaragoza, y allí estábamos nerviosos, esperando el momento en que dijeran nuestros nombres para avanzar un pasito y Jurar sobre el Libro de Reglas. Fueron sonando los nombres uno a uno, no os puedo describir la emoción que sentí cuando les pusieron las medallas a mis hijos, miré a la Señora y le dije: gracias, gracias Madre porque tú me entiendes, gracias por permitir que hasta en esto estemos juntos. Y cuando me tocó a mí y sentí la medalla colgada ya al lado de mi corazón, cuando sentí el abrazo del  Hermano que me la puso y me dijo bienvenida Maite, entonces levanté la cabeza, besé la medalla y  miré a los dos  y les dije: ahora sí, ahora sí que puedo decir orgullosa soy trianera de la Esperanza y del Señor de las Tres Caídas. ¡Qué bien suena!.





Cuando volví a mi sitio, y vi a los Duarte nuestros amigos sevillanos, comencé a recordar a todos  esos amigos que aunque no en persona, estaban allí con nosotros, siempre en nuestro corazón; cómo se os echa de menos tertulianos.

Sólo me queda ya  agradecer a todos, a Alfonso de  Julios- Campuzano por ese abrazo de bienvenida en nombre de la Hermandad, a Julio Caro y a Manuel Romero por el esfuerzo de que todo esto se hiciera realidad lo más pronto posible, a Paqui por el cariño que nos brindaste, a Julián Arenas por molestarse en enseñarnos todo para que nos sintiéramos como en casa, a los Duarte por estar con nosotros y darnos todo su tiempo, y cómo no a todos mis tertulianos que han hecho realidad ESTA BENDITA LOCURA.

Que Nuestra Señora de la Esperanza y Nuestro Señor de las Tres Caídas nos protejan y nos mantengan unidos para siempre.