Cada año, cada primavera, cada vez que la luna llena del
Viernes Santo está a punto de florecer, la historia de nuevo vuelve a repetirse.
Un hombre, subido a una borrica, se entrega al Mundo para salvarlo.
Este es el pasaje evangélico que, en Sevilla, escenifica el
Domingo de Ramos la Primitiva Archicofradía
Pontificia y Real Hermandad de Nazarenos de la Sagrada Entrada en
Jerusalén, Santísimo Cristo del Amor, Nuestra Señora del Socorro y Santiago
Apóstol. Conocida
popularmente como “La
Borriquita ”, es la primera Cofradía de la semana que se
dirige en Estación de Penitencia a la Catedral hispalense, siendo niños con túnicas
blancas los que acompañan a Jesús en su entrada triunfal. Junto al Señor en su
Paso, aparece presente otra burrita, los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, un
judío, una hebrea, dos niños, una niña y el enanito Zaqueo subido a una
palmera. Todo un Misterio repleto de bonitas historias y románticos detalles de
los cuáles, os contaré alguno a continuación. Tal y como he mencionado
anteriormente, sobre este Paso figuran Pedro, Santiago y Juan, quedando
representados los apóstoles ausentes por nueve cascabeles que son portados por
la pollina. En cuanto al resto de figuras presentes, a la mujer hebrea, se le
conoce en Sevilla como “Amparito”, por llamarse así
la señora que sirvió de modelo al escultor Juan Abascal, siendo además su
propia hermana. Lo del judío resulta más curioso, pues sin saber nadie la
razón, es conocido en el seno de la Hermandad como “el Guaringo”. Pero la luz
pasionista de este Sagrado Misterio cambia de color al llegar la Navidad , cuando todo se
transforma en un Nacimiento en el que “Amparito” es la Virgen , “el Guaringo” San
José, y los niños aparecen vestidos de pastorcitos junto al mejor de los
nacidos. Y es que la llama de la Fe
en esta Hermandad, está presente todo el año, gran prueba de ello es el
comienzo de la frase con la que, en su Procesión, piden la venia al Consejo de
Hermandades para acudir a la
Catedral : “A Dios por
el amor”.
Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al
llegar a Betfagé y Betania, cerca del Monte de los Olivos, les dijo a dos de
sus discípulos: "vayan al pueblo que ven allí enfrente, al entrar,
encontrarán amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desátenlo y
tráiganmelo. Si alguien les pregunta por qué lo hacen, contéstenle: "El
Señor lo necesita y lo devolverá pronto”. Fueron y encontraron al burro en la
calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron. Algunos de los que allí
estaban les preguntaron: "¿por qué sueltan al burro?" Ellos le
contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie más los molestó. Llevaron el
burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en él. Muchos extendían su
manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los
que precedían a Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas:
"¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino
que llega, el Reino de nuestro Padre David! ¡Hosanna en el cielo!". (Mateo
21, 1-11)
Ya es Domingo de Ramos, entre palmas y olivos Sevilla se
prepara para recibir al Hijo de Dios. Sus calles y plazas, conformarán el
sendero por el que un joven, montado en una burra, emprenderá un largo viaje
hacia la Catedral
mientras es aclamado por todo un pueblo. Entrando en la calle Cuna, una
samaritana venida de la barriada de Las Tres Mil Viviendas le ofrece un cántaro
con agua fresca para calmar su sed. Continuando el camino, al llegar a la Facultad de Bellas Artes,
dos veteranos profesores llamados Santiago y Pedro, junto con Juan, uno de los
mejores alumnos del primer curso, se unen para acompañar al Mesías hasta la Plaza del Duque. Allí,
subido a una de las palmeras, un hombre de pequeña estatura que atiende al
nombre de Zaqueo, considerado pecador público, contempla la escena con
atención, mientras el Redentor, dirigiéndose a él con el amor que desprende de
su mirada, le pide parar en su casa. A tan sólo unas calles de distancia, cerca
del Ayuntamiento, hombres, mujeres, jóvenes y niños, confluyen en una “bulla”
para gritar ¡Hosanna al Hijo de David!