CRONICA DE UN CORAZON PILARISTA. Maite Cebollada.

Hacía ya varios días que mi casa parecía un mercadillo, un montón de faldas, enaguas, camisas, medias, todo colgado por las puertas, todo esperando el gran día y por fin llegó. Era día 12 de Octubre, el día de Nuestra Patrona, el día del Pilar. Nos levantamos muy temprano y comenzamos a vestirnos, a ponernos nuestras mejores galas, esos trajes copiados de los de antaño de cuando Ella vino a visitarnos, a traernos esa columna  que nos la recuerda constantemente; y allí estábamos preparados para salir de casa con esos ramos de flores que llevan el cariño recogido durante todo el año, y miramos al cielo, estaba lloviendo, pero  no un poquito, jarreaba, pero nos dio igual, sin paraguas y con nuestra mejor sonrisa salimos a la calle porque teníamos una cita para nosotros ineludible, de año en año quedamos con Ella y no podemos faltar a la cita. Este año fue un desastre, un desastre organizativo, pero lo cierto es que da igual, llegamos a sus pies y allí nos estaba esperando. Me encanta ir a primera hora porque se que así mis flores están mas cerca de Ella, esas flores que recogen a todos mis amigos, todas mis plegarias, todas mis alegrías y mis anhelos, y se que año tras año ella las esta esperando, Ella y todos los que con ella se han ido yendo. Se que cuando estoy a sus pies en la Plaza del Pilar y miro hacia arriba, ahí están. Tantos… Juan,  Jesús, Domingo, Arturo mi padre, están todos con Ella, esperando esas flores que de año en año depositamos a sus pies.

Volvemos a casa mojaditos pero con la satisfacción de haber cumplido con nuestra cita. Aun nos queda mañana por la mañana. Llevaremos los frutos de nuestra tierra para ofrecérselos de nuevo a la Señora. Todo muy folklórico, no lo niego, pero entre risas, jotas, trajes y chascarrillos, le llevamos amistad, solidaridad, y sobre todo cariño. Después nos iremos a la puerta de la Maestranza a comer todos juntos y a repartir las viandas con todo el que pase. Qué bien nos lo pasamos compartiendo, riendo…, ¡ y Ella lo llena todo !

Y por la tarde, cuando empieza a oscurecer, volvemos a peregrinar por las calles de Zaragoza con ese hermoso Rosario de Cristal, iluminando cada Ave María y cada plegaria.


                 Y qué bien huele la Plaza
                 cuando llegamos a Ella;
               es el aroma de flores
                 que a sus pies sus hijos dejan.
                Y qué bien suena la Jota,
               y qué amor en las plegarias,
                y es que el baturro Señora,
                cuando es baturro de raza.
                 Lleva en su pecho un Pilar,
                y encima una Virgen guapa
                 que llena su corazón
                  y le da gozo a su alma.



Y por este año todo acabó. Nos queda la satisfacción de haber cumplido con nuestra cita y de, como buenos baturros, llevar a Nuestra Pilarica cada día en nuestro corazón.



Fotos: César Catalán

MAITE CEBOLLADA