Biblioteca es una palabra de origen griego, βιβλιοθήκη, compuesta por βιβλίον (libro) y θήκη (caja o depósito). Etimológicamente quiere decir entonces caja o depósito donde se guardan libros, lugar donde se guardan los libros.
De las acepciones que contempla la Real Academia Española son de significativa aplicación, para nuestro caso, dos en particular:
1. Local donde se tiene considerable número de libros para su lectura.
2. Colección de libros o tratados análogos o semejantes entre sí, ya por las materias de que tratan, ya por la época y nación o autores a que pertenecen.
En primer lugar, en nuestro local social ubicado en la Parroquia de Santiago de Zaragoza, existe un espacio acondicionado con armarios para el almacenamiento ordenado de los más de cuatrocientos libros que componen la biblioteca de la Hermandad.
En segundo lugar, es una biblioteca con unos contenidos específicos en torno a la Semana Santa y la religión católica y todo lo que las rodea. De hecho está dividida en dos apartados concretos que engloban los anteriores, libros sobre Semana Santa y los de Interés General.
El conjunto de los libros está contenido en una base de datos y ordenado alfanuméricamente distinguiendo si se trata de la colección de libros de Semana Santa o de Interés General, como hemos apuntado anteriormente, y su número de localización dentro de la colección. La ficha que contiene los datos de cada uno de los tomos está compuesta por la siguiente información: Número, Título, Autor, Editor, Año de Edición, Tema, Ilustración y Fotografía, y Número de Páginas.
Foto 1
Encontramos títulos referentes a la Semana Santa de Murcia, Sevilla, Crevillente, Borja, Cuenca, Jaén, Córdoba, Valladolid, entre otras localidades. También lírica, pregones, estudios médicos, imaginería, guías, actas, ponencias, documentos conciliares o textos formativos entre otros.
Si “profesionalizáramos” la gestión y organización de los tomos que componen nuestra biblioteca, una posible estructuración de las signaturas de clase[1] que configurarían la misma, siguiendo como modelo el sistema CDD[2] para personalizarlo a nuestras posibles necesidades, podría ser de la siguiente manera:
100 SEMANA SANTA
110 España
120 Europa
130 Centroamérica
140 Sudamérica
200 COFRADIAS Y HERMANDADES
210 Flagelación
220 Otras advocaciones
230 No Penitenciales
300 ARTES
310 Escultura
311 Tallas sobre la Flagelación
312 Tallas de otras advocaciones
313 Imágenes Marianas
314 Escultores
320 Gremios y sus artistas
330 Poesía
340 Pintura
341 Obras y estilos
342 Pintores
350 Gráficas
351 Fotografía
352 Láminas
353 Dibujos
354 Estampas
400 DOCUMENTACION E INVESTIGACION
410 Estudios
420 Diccionarios
430 Vocabularios
440 Ponencias y comunicaciones
450 Pregones
500 IGLESIA
510 Documentos
520 Encíclicas
530 Biografías
540 Formación
Observando y analizando esta estructuración, con cinco áreas principales, y sus correspondientes divisiones y secciones necesarias, podemos aproximarnos a los contenidos de los tomos que conforman actualmente nuestra biblioteca. Teniendo ya definida la primera parte de la signatura topográfica[3], que es la que nos permitiría localizar el libro en las instalaciones habilitadas para su colocación, solo quedaría completarla con la signatura librística.
¿Por qué una biblioteca en una Hermandad?
Aunque los fines primordiales de las Hermandades y Cofradías en nuestra época sean la manifestación pública de Fe y la obra caritativa hacia nuestro prójimo, la formación es un pilar fundamental en el que sustentar estas dos acciones.
El conocimiento de nuestras antiguas tradiciones, la evolución de nuestras procesiones, de nuestra acción social, de la Iglesia Universal, de nuestra religión, se encuentra en legajos, libros, documentos, encíclicas y otros escritos que nos ayudan a comprender mejor las asociaciones de las que formamos parte y también a evolucionar y a crecer como seguidores de Cristo.
También es motivo más que justificado para organizar una biblioteca en el seno de una Cofradía, contar en la nómina de autores de estos libros a cofrades e historiadores como Alfonso García de Paso, Wifredo Rincón o Carlos Pardos, ponentes en congresos como Pedro Conde o Jesús Cortés, pregoneros de la Semana santa como Domingo Figueras o Armando Cester, poetas como Pepe Lasala, cronistas como Sergio Navarro, la narrativa de Cesar Catalán, trabajos de investigación inspirados por Luis de Paz o Ricardo Navarro, o articulistas como Jorge Gracia, confirman la necesidad de recopilar la obra emanada de las plumas de estos y de todos aquellos cofrades que no he citado en estas líneas y de aquellos que escribirán en un futuro.
Pedro José Guillén Labalsa
BIBLIOGRAFIA:
José Antonio Magán Wals, Tratado básico de Biblioteconomía.
José María Gálvez Caraballo, Manual de oposiciones para Bibliotecas Públicas.
AA. VV. Ediciones Valbuena, Técnicos Auxiliares de Bibliotecas.
L. Orera Orera, Manual de Biblioteconomía.
FOTO1. Ejemplo de ficha de la base de datos.
[1] Números de clasificación decimal.
[2] Código Decimal Dewey.
[3] La signatura topográfica es el signo utilizado para indicar la localización de un documento dentro de una biblioteca. Es un código alfanumérico que se coloca de manera visible, normalmente en el lomo del libro, compuesto por la signatura de clase y la librística.