EL AMBIENTE DE LA SEMANA SANTA: LOS PERSONAJES DE LA PASION. Pepe Lasala.


Llega la Semana Santa, y como es habitual, cada uno de nosotros nos adentraremos de una forma especial en nuestras Hermandades. Al igual que el año pasado, algunos participaremos en las procesiones de Sevilla y otros lo harán en las de Zaragoza. Así que, como quien aquí suscribe se desplazará como de costumbre hasta la ciudad del Guadalquivir, le gustaría que contemplaseis desde allí algo totalmente diferente a lo que se os ha transmitido hasta ahora. Os lo explico a continuación.

Dentro del ambiente que envuelve la Semana Santa de Sevilla, existen una serie de figuras muy características  cuya presencia es bastante frecuente en nuestras procesiones. Así, turistas, vendedores de globos, sacerdotes, capillitas, o incluso algunos famosos, se entremezclan cada año en ese ambiente desde el momento en el que el primer capirote se pone en la calle. Son a quienes yo llamo “los Personajes de la Pasión”,  y entre quienes me incluyo en uno de los grupos que he definido a continuación. A todos ellos va dedicada esta entrada con todo mi cariño y respeto.





Así que… comenzamos.



EL TURISTA

Viene desde tierras lejanas para conocer nuestra Semana Santa. Con su cámara de fotos suspendida desde el cuello, pantalón corto para soportar “la caló” de nuestra España, y cierto aire de confusión desorientada, se acerca el turista hasta lo más profundo de nuestras Procesiones. ¡No se pierde una! Sea la hora que sea, haga frío o calor, o aunque el cansancio haya hecho mella en sus piernas, siempre que se pasee una Cofradía por la calle allí estará él para captar los mejores momentos. Luego, una vez de vuelta en su país, reunirá a sus amistades alrededor de aquella botella de sangría que compró como recuerdo y cuyo tapón luce un sombrero al más puro estilo cordobés. Les irá describiendo una a una las 3.167 diapositivas que realizó, les irá contando que hombres y mujeres con “capuchas” en la cabeza van descalzos por las calles haciendo penitencia, que todo un pueblo conquista la ciudad para dar testimonio público de Fe, que Sevilla se transforma en Oración durante toda una semana, y que el fruto que dan los naranjos en esa época del año son las cuentas de un Rosario con aroma de azahar. Ya al final, al pasar la última fotografía, la mirará con los ojos humedecidos y exclamará… ¡He’s the Man! ¡He’s the Gran Poder! 





"ER TIO" DE LA ESCALERA

¿Quién me presta una escalera, para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?... Pues aquí está, “er tío de la escalera”, para cumplir con su excepcional misión en la Semana Santa. Durante toda la Procesión,  camina ubicado en la parte trasera de los Pasos acompañando a Jesús y María, soportando el peso de una escalera sobre su hombro con humildad, paciencia y sin cansancio alguno. Una escalera que servirá de ayuda para que otra persona, la encargada de mantener el Paso en perfecto estado de revista, se alce hasta su altura en determinados momentos, como el de encender las velas que la brisa del atardecer ha apagado, colocar las flores que el movimiento producido por el andar de los costaleros ha sacado de su sitio, corregir la posición del manto de la Virgen para que esté más coqueta, o paliar cualquier problema que surja allá arriba, en el Paso, durante el transcurrir de la Procesión. Es por tanto, “er tío de la escalera”, un personaje anónimo que, con todo su cariño y devoción, se presta incondicionalmente para que el Hijo del Hombre y su Bendita Madre, se paseen por Sevilla como lo que son, un Rey y una Reina.





EL DEL CARRITO

Si un día presenciáis la Semana Santa de Sevilla, os resultará muy curioso el observar cómo en las Procesiones, detrás de cada Cofradía, va un señor con un carrito. Pues sí, es curioso pero práctico. Se trata de un carrito portado por un miembro de la propia Hermandad, donde se transportan herramientas y utensilios que puedan hacernos falta a lo largo de la Procesión. Una “llave inglesa” puede venir muy bien a la hora de que los varales que soportan los palios de las Vírgenes puedan verse aflojados, o lo práctico que resulta un extintor en el caso de que en un Paso se desplome una de las velas que van encendidas. Este carrito, también sirve como “coche escoba” para algunos de los elementos procesionales ante determinadas situaciones, como por ejemplo cuando un hermano se encuentra indispuesto durante la Procesión y deja ahí su cirio para retirarse.  Un personaje, el señor del carrito, que presta un servicio totalmente incondicional a su Hermandad.





A LA RICA "ARVELLANA"

Es muy frecuente, durante la Semana Santa, estar esperando en la calle antes de que pase una Procesión, y escuchar esa voz repentina ante la que todos se giran y que dice… ¡a la rica “arvellana”! Bolsitas de frutos secos a 1 euro que, en la última jornada de la semana, la del Sábado Santo, llegarán a bajar hasta mitad de precio con el objeto de que el vendedor pueda quitarse de encima todo el género que le queda pendiente. Ejerce su trabajo en dos modalidades, bien paseándose por las calles para anunciar la venta, bien montando su pequeño mostrador en cualquier plaza que se preste a la espera de que se acerque la clientela. El vendedor de “arvellanas” también forma parte de esta puesta en escena, mientras pronuncia “a grito pelao” aquello con lo que amenizar nuestros paladares ante la larga espera producida para contemplar la Procesión. Ahora bien, no hay más que ver asomarse el Paso por una esquina, para que él guarde un respetuoso silencio.





EL DE LAS SILLAS

Este personaje, al igual que el anterior, también grita a los cuatro vientos lo que vende. En este caso, se trata de unas sillitas plegables, las cuáles al cerrarlas, adquieren la forma de un pequeño paraguas. En su día, se inventaron para que los amantes de la pesca “tiraran la caña” de una forma más cómoda.

Eran las cinco de la tarde en la Plaza del Duque de Sevilla, allí no cabía ni un alfiler, cuando de repente, otro “grito de guerra” nos deleitaba desde la parte de atrás… ¡silla, silla, silla! Por un lado el de las “arvellanas” y por el otro el de las sillas. Toda una verdadera sinfonía en estéreo que se introducía en nuestros oídos como si de una manada de periquitos se tratara. Gracias a Dios, no tardó mucho en entrar en la plaza el Cristo de la Sed, y todo se convirtió en un remanso.





LOS REPORTEROS

Ellos lo dan todo durante la Semana de Pasión. Micrófono en mano, van buscando ese momento de emoción con el que regalarnos una sonrisa y provocarnos alguna que otra lágrima. Realizan una inmensa labor, trabajando de sol a sol para ofrecernos la más hermosa de las retransmisiones y el más exquisito de los reportajes. En muchas ocasiones, ellos son los cinco sentidos de quienes por un motivo u otro no pueden presenciar las Procesiones. Ancianos, enfermos, estudiantes de intercambio, emigrantes a otras tierras o militares embarcados en cualquier misión, agradecerán de la manera más sentida su trabajo. 





EL CAPILLITA

Frecuenta a menudo Capillas y Templos; asiste a Cultos, Triduos, Quinarios, Vía-Crucis, Besamanos, Procesiones,  y a todo aquello que permanezca impregnado por una nube de incienso, “arrancándose” si puede con alguna Lectura. Sus épocas del año preferidas son la Cuaresma, la Semana Santa, el Corpus y la Navidad. Como si de un uniforme se tratara, el traje y la corbata conforman la vestimenta con la que asiste a este tipo de actos, cambiándola por la túnica el día en el que sale su Cofradía. Una medalla colgada del cuello y una insignia abrochada a la solapa de su americana, dejan constancia de la Hermandad a la que pertenece. Siempre lleva en el bolsillo, una estampita de su Cristo o de su Virgen para poder regalar a quienes él sabe que más la van a apreciar: los ancianos y los niños.





LOS DE LOS GLOBOS

Frecuentan nuestras calles siempre que se celebra cualquier Fiesta que acerque a los niños, y la Semana Santa no iba a ser menos. Son los vendedores de globos. Aparecen en cada jornada al compás de la primera Cruz de Guía, para difuminarse con la anochecida mientras los más pequeños cantan el “vamos a la cama que hay que descansar”. Aunque están ahí para ganarse un dinero, no son pocos los que se santiguan al pasar las Imágenes por delante de ellos.





EL DEL COCHE COFRADE

Aparentemente parece un coche normal…, cuatro ruedas, la matrícula y un volante. Pero lo asombroso empieza cuando, al abrir el maletero, aparece una Procesión en pleno Puente de Triana. No le falta ni un detalle; nazarenos, costaleros, los Pasos, el vendedor de globos…, hasta los patitos que navegan por el agua están aquí representados. Toda una Procesión que se transforma en Portal de Belén llegada la Navidad. Algo muy digno de contemplar, más aún si se combina con la gracia y la simpatía de su propietario.





EL OPERARIO DE LA CARRERA OFICIAL

Uniformado al estilo colegial, realiza un trabajo remunerado durante toda la Semana Santa. Su puesto está en un lugar conocido como “Carrera Oficial”, y que no deja de ser más que un conjunto de calles por las que pasan todas las Cofradías justo antes de acceder a la Catedral. En esta zona, se colocan sillas por las que, algunos espectadores, pagan un abono para toda la semana con el objeto de contemplar desde allí la Pasión de Cristo. Mientras transcurren las Procesiones, el operario de la Carrera Oficial va recogiendo los tickets e indicando a cada uno dónde se encuentra su sitio. Son muchos los que intentan acceder a este “trabajo de temporada” con el objeto de sacarse un dinerillo extra, algunos de ellos, estudiantes que intentan obtener una ayuda para paliar el excesivo coste de sus estudios. Cada noche, al terminar la jornada, recoge junto a otros compañeros las sillas, las cuáles apila en lotes, siendo al día siguiente antes de que llegue la primera Cruz de Guía, cuando las dispone perfectamente alineadas al servicio del espectador.





EL PATER

Durante todo el año, los cofrades, al igual que el resto de católicos, vamos intentando darle forma poquito a poco a nuestro interior, y ahí juega un papel muy importante el Pater, quien es para nosotros, además de un amigo, nuestro Director Espiritual. Vinculado por supuesto a la Semana Santa, se acerca a ella para observarla, para disfrutarla y para vivir a nuestro lado la Pasión de Cristo. Es él quien nos enseña a ser cofrades, a vivir la Palabra de Dios, y a comprender que la Semana Santa no es un simple espectáculo, sino una visión perfectamente detallada de una parte del Evangelio en la calle.





LOS FAMOSOS

No son pocos los famosos que participan en nuestra Semana Santa, bien por su vinculación a alguna Hermandad, o como meros espectadores. Es habitual poder encontrarlos en estos días visitando Capillas, Sagrarios y Templos, luciendo la mantilla española, o participando en las Procesiones tanto de nazarenos como de costaleros. Así, tenemos varios ejemplos constatados en las listas de algunas Hermandades, como el de Doña Cayetana de Alba en la Hermandad del Cachorro y en la de los Gitanos, el diestro Francisco Rivera Ordóñez en la Esperanza de Triana, la cantante María del Monte en la Hermandad de Monte-Sión, el “hombre del tiempo” José Antonio Maldonado en la Soledad de San Lorenzo, el cantante Hugo en el Calvario y en San Roque, el ya futbolista retirado Rafael Gordillo en los Gitanos, la actriz Paz Vega en la Esperanza de Triana, o la que fuera una de las más grandes de la copla y que en Gloria esté, Rocío Jurado, que perteneció a la Hermandad del Cachorro. Son por tanto ellos, los famosos, quienes también se acercan a Jesús y a María con devoción y fervor a través de la Semana Santa.





LA NIÑA Y EL NIÑO DE LA BOLA

Resulta muy curioso ver en Sevilla durante las procesiones, las grandes bolas de cera que van confeccionando los más pequeños. Comienzan el Domingo de Ramos, utilizando como base una bolita de papel de plata, para finalizar la Semana Santa con una gran bola que luego guardarán en sus casas con cariño durante el año. Mediante la ya célebre frase de “Nazareno dame cera”, van consiguiendo que gota a gota, los cofrades que transcurren por delante de la niña o el niño de la bola al compás de la Procesión, acerquen el extremo iluminado de sus cirios a la esfera, haciéndola cada vez más grande con la cera que sobre ella cae derretida. Es este por tanto, uno de los primeros acercamientos de los más pequeños a la Semana Santa.





LOS PUESTECITOS COFRADES

Son muchos los puestecitos que deambulan por Sevilla durante la Semana Grande. Presentando sus artículos cofrades, a ellos se acercan fundamentalmente los turistas, y en ellos pueden adquirir estampitas, medallas, incienso, escapularios, calendarios con fotografías de algunas de nuestras advocaciones, así como cualquier clase de objeto que les recuerde que, aquel año, vivieron a fondo la Semana Santa de Sevilla. 





Y una vez ya empapados del ambiente, nos queremos despedir de todos vosotros con un “hasta pronto” y deseándoos que esta Semana Santa os llene de Fe, sentimiento y devoción. A la vuelta, quedaremos aquí todos de nuevo en esta vuestra Tertulia, para contaros con los cinco sentidos aquellos momentos vividos en nuestras dos ciudades: Sevilla y Zaragoza.

Un beso y hasta pronto.