EL EVANGELIO SEGÚN NUESTRA TERTULIA: LA PRESENTACIÓN DE JESÚS AL PUEBLO. Pepe Lasala.

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Hoy en nuestra Tertulia, en esta sección en la que plasmamos determinados pasajes evangélicos a través de los Pasos de la Semana Santa, nos centraremos en el momento en el que Pilato interroga a Jesús y lo presenta al Pueblo. Para ello, nos adentraremos en la Iglesia de San Benito, en Sevilla, donde la "Hermandad del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Presentación de Jesús al Pueblo, Santísimo Cristo de la Sangre, Nuestra Señora de la Encarnación Coronada y San Benito Abad", nos transmitirá este instante de la Palabra de Dios a través de sus Imágenes procesionales. 



(Juan 19, 4-5) Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre! 




(Lucas 23,1-7) Se levantó toda la asamblea y condujeron a Jesús a presencia de Pilato. Empezaron la acusación diciendo:
- Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, impidiendo que se paguen impuestos al Cesar y afirmando que él es Mesías y Rey.

Pilato lo interrogó:
- ¿Tú eres el Rey de los judíos?

Él le contestó declarando:
- Tú lo estás diciendo.

Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a las multitudes:
- No encuentro ningún delito en este hombre.

Ellos insistían:
- Solivianta al pueblo enseñando por todo el país judío; empezó en Galilea y ha llegado hasta aquí.

Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo: al enterarse de que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, se lo remitió a Herodes, que estaba también en la ciudad de Jerusalén por aquellos días. 





Pero antes de contemplar en imágenes aquello que ocurrió hace más de dos mil años y que nuestros amigos Juan y Lucas, tertulianos de aquellos días, nos acaban de contar por escrito, cerremos los ojos y pensemos en cuántas ocasiones, nosotros mismos, hemos encarnado a Pilato "lavándonos las manos" frente a los problemas ajenos.


EL HOSPITAL DE LA CARIDAD. Pepe Lasala.

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Hoy en nuestra Tertulia, vamos a acercarnos hasta el Hospital y la Iglesia de la Santa Caridad de Sevilla, así que nos prepararemos para visitar uno de los lugares de mayor belleza de la ciudad.


En primer lugar, nos adentraremos en su Hospital, donde percibiremos la historia de una Hermandad cuya existencia, con fines humanitarios, data ya de mediados del siglo XV. Por aquel entonces, su labor principal era la de dar sepultura a aquellas personas que fallecían y cuyos cuerpos nadie reclamaba, como ajusticiados y marineros ahogados. A día de hoy, la Hermandad de la Santa Caridad sigue realizando aquella función que desarrollaba en sus inicios, dedicándose también a la ayuda al prójimo, dando amparo a los necesitados, así como a ancianos y disminuidos físicos y psíquicos. 




Y si hablamos de este Hospital, hay que mencionar sin duda alguna a Don Miguel de Mañara, un hombre que, tras enviudar, cambió totalmente su estilo de vida dando prioridad a los valores espirituales frente a los terrenales. Fue entonces, y hablamos del siglo XVII, cuando ingresó en la Hermandad, construyendo la Iglesia y el Hospital al desempeñar el cargo de Hermano Mayor.


Pero quiero contaros también una bonita historia sobre ocho rosales que veréis un poquito más abajo en las fotos, y que aunque no se aprecian florecidos debido a la época del año en la que las imágenes fueron tomadas, nos dejan un perfume con un aroma muy especial. Según cuenta la leyenda, estos rosales que llevó Don Miguel al Hospital, nunca han sido regados por nadie, siendo los propios Ángeles quienes desde hace ya cuatro siglos bajan del Cielo cada noche para hacerlo. Preciosa, ¿verdad?




Y ahora ya, vamos a adentrarnos en la Iglesia, un lugar de oración y culto en el que desde cualquier ángulo, se percibe la palabra de Dios a través del mensaje que nos dejaron artistas como Murillo, Zurbarán o Juan de Valdés Leal.

Sin duda alguna, hay que resaltar la espectacularidad del retablo mayor del Templo, cuyas esculturas fueron realizadas por Pedro Roldán, uno de los mejores imagineros de la época que nos dejó un gran legado de obras para la Semana Santa sevillana, muchas de las cuales a día de hoy todavía procesionan en sus correspondientes Pasos. Con dicho retablo, en el que se refleja el Entierro de Cristo, se constata el fin primordial de la Hermandad comentado anteriormente, el de enterrar a los fallecidos.


Pero todo lo que aquí cuento es mejor que lo veáis con vuestros propios ojos, así que id pasando y ya me diréis qué os parece.