Hoy no es un día fácil, termina de despertar la
tarde y justo ahora sería el momento de enfundarme el capirote para realizar mi
procesión, una riada de nazarenos en blanco y negro que, durante doce largas y
reconfortantes horas, hace que el corazón se llene de recuerdos, sentimientos,
devoción y por encima de todo AMOR .
Una cinta de la Virgen en blanco inmaculado, la
medalla de mi hermandad del Cachorro, y ese rosario en el que ahora llevaría a
alguien a quien quiero, debían acompañarme hoy Viernes Santo por las calles de
mi Sevilla...
Ahora más que nunca,
resplandecen junto a aquellos claveles que escoltaron a mi Cristo Gitano por el
Puente de Triana con la luz de los cirios.
A Dios por el amor.