-Si subes el
volumen lo disfrutarás dos veces-
Hoy en nuestra Tertulia, tomamos rumbo
hacia el Alto Aragón y nos vamos a la ciudad de Jaca, en la provincia de
Huesca, una localidad donde el colorido de su entorno natural brilla con luz
propia.
Antes de nada, hay que destacar alguna
que otra curiosidad considerada de gran interés, como que Jaca fue la primera
capital del Reino de Aragón allá por el año 1.077, o que incluso tuvo como
moneda propia el llamado "Sueldo Jaqués", con el que se controló la
economía aragonesa hasta el siglo XIX, algo que puede contemplarse
iconográficamente en alguna de sus calles.
Lo mejor de todo al llegar a la ciudad,
es darse un buen paseo para apreciar la belleza de todos sus rincones, donde
calles y plazas se exornan con una elegancia digna de admirar. Vamos allá...
La Catedral de San Pedro es una de las
primeras en España que presenta estilo Románico. Si entramos por una de sus
puertas laterales, podemos apreciar que Jaca también tuvo unidad de medida
propia, pues está ahí tallada, siendo equivalente aproximadamente a unos
setenta y siete centímetros.
Su interior está decorado con escenas
bíblicas, así como con el llamado "ajedrezado jaqués", que también
está presente a lo largo del Camino de Santiago. En cuanto a sus capillas,
destaca entre otras la de Santa Orosia, Patrona de la Ciudad.
En cuanto a la Semana Santa, declarada
de Interés Turístico Regional, Jaca cuenta con catorce Pasos repartidos en
nueve Hermandades, algunas de ellas con cierta antigüedad. Así, hermandades
como la Piedad o la Sangre de Cristo fundadas en el siglo XVIII, y la de la
Oración en el Huerto a principios del XIX, dotan de cierto aire clásico a los
días grandes, donde advocaciones como la del Cristo de la Salud de la Real
Hermandad de la Sangre de Cristo, cuentan con gran devoción entre los fieles.
Y ahora si os parece, antes de
continuar, vamos a hacer una paradita gastronómica, puesto que Jaca, además de
tener una muy buena oferta de platos típicos como el jabalí, el cordero asado o
la liebre guisada entre otros, cuenta con gran número de bares y tabernas donde
las tapas tienen su protagonismo.
Y si hablamos de dulces, ni que decir
tiene el arte y la solera que tienen las confiterías en la ciudad, donde
resaltan, a gusto de quien aquí suscribe, delicias como "las patatas de
Jaca", "el pastel jaqués", "las rocas del pirineo" o
"los lacitos".
Continuando nuestra visita a Jaca, es
obligado darse un paseo por La Ciudadela, una fortificación de finales del
siglo XVI declarada Monumento Histórico-Artístico, que en la actualidad cuenta
en su interior con una pequeña capilla y un museo de miniaturas militares,
sirviendo su foso para el descanso de ciervos. Merece mucho la pena rodearla
por las bonitas vistas de sus alrededores.
Y ya para terminar un fin de semana
inolvidable, no hay nada mejor que perderse por sus calles en la anochecida,
así como disfrutar de sus terrazas interiores.