ZARAGOZA DE GALA VESTIDA ESTÁ. Pepe Lasala.

Sí, hoy Zaragoza se viste de gala, y lo hace para celebrar el que es sin duda su día más grande, el 12 de Octubre, el día del Pilar, el día de la Virgen…, tu día Madre. Hoy, Zaragoza entera irá a verte, a arroparte, a rezarte, a colmarte de ofrendas y a tejer tu Manto con flores; esas flores que brillarán con luz propia para reflejar en el Ebro el clavel de tu Corona, la azucena de tu rostro y el jazmín de tu mirada. El Ebro, sí; el mismo que te mima, el que te abraza, el que te quiere y, como buen padre, te canta cada noche una nana con aires de Jota… El Ebro guarda silencio al pasar por el Pilar, la Virgen está dormida, no la quiere despertar




… Y a mí me ocurre como al río. Cada mañana, cuando paso por la puerta de tu Casa, lo hago suavemente y con cuidado, por si aún no has despertado. Te lanzo un beso, me santiguo y te doy los buenos días antes de continuar. Por la tarde, ya de regreso,  la caída del sol me hace llegar de nuevo hasta ti, y allí me estás esperando, para permitirme darte las gracias por haber cuidado de todos durante el día, por cobijarme en tus brazos cuando te necesito y por haberme marcado tu camino: el camino del Pilar. Es todo un lujo y un gran honor pasar cada día por tu lado mientras acaricio con cariño la “cinta”. Esa cinta que llevamos los maños en el retrovisor del coche, en la muñeca, en la cartera o en los carritos de los niños; esa cinta que se hizo con tu medida a tu imagen y semejanza; esa cinta que permaneció bajo tu Manto durante toda una noche para que la colmaras de bendiciones; esa cinta  que, con todo tu cariño, Tú me regalaste un día.




Y aquí he venido hoy Madre mía del Pilar, como siempre, para felicitarte, para estar contigo, para contemplarte, para rezarte, para contarte mis cosas… porque necesito decirte lo que te quiero, necesito decirte lo que yo siento, pero déjame que lo haga como sé hacerlo, a mi manera, con versos:


En este Doce de Octubre
aquí vengo yo a rezarte,
a entregarte mi sonrisa
y en tu Pilar abrazarte,
a regalarte unas flores
por ser Tú la mejor Madre
que puede tener un maño
que ante ti va a arrodillarse
p’a dedicarte una Jota
y junto al Ebro adorarte.
¡Que así rezan los baturros,
con poderío y con arte!




¿Sabes Madre?, me encantaría que hoy me llevases a dar un paseo; un paseo cerquita de tu Pilar, por los alrededores de tu plaza y de tu río, un paseo como lo hacen las mamás con sus niños; un paseo con el corazón. Así que, coge mi mano, apriétala fuerte, y no permitas nunca que me aleje de ti.

-         ¿Me das un caramelo?
-         Claro que sí, toma.
-         ¡Gracias!