Cada año, cuando el Otoño se ha adueñado
de algunas hojas del calendario, llega tardío Noviembre. Con él vuelven los
recuerdos, los sabores de otro tiempo, los aromas de quienes hoy nos sonríen
desde la “Ciudad Eterna”, que no es Roma sino el Cielo. Es entonces cuando
Sevilla, la Mariana Sevilla, viste de luto a su Madre en memoria de aquellos
que a su regazo ya fueron.