Hoy en nuestra Tertulia, y
con el fin de descubrir nuevas Imágenes devocionales, así como la cultura y
costumbres de otros lugares, continuamos recorriendo un poquito más de mundo.
En esta ocasión, nos dirigimos hacia el Norte, y concretamente a esa bonita
tierra que es capital de La
Rioja y que lleva por nombre Logroño.
La ciudad de Logroño, ofrece
una estancia muy agradable tanto para el propio vecino como para el visitante;
con un casco histórico de gran esplendor, nos presenta un interesante contenido
a través de la belleza de su arquitectura, de sus calles y de sus plazas.
Allí nos esperaban dos
logroñeses de excepción, Juan y Moy, seguidores de nuestro blog desde sus
inicios, y grandes amantes y entendidos de la Semana Santa riojana.
Posteriormente, se sumó a la cita Bea, y con ellos tres, pudimos comprobar que
las gentes de esta población, además de poseer un carácter afable, divertido y
hospitalario, son unos grandes conservadores de sus tradiciones y costumbres.
Tras los respectivos
saludos, abrazos y besos de bienvenida, como grandes cofrades que son, nos
encaminaron en un buen paseo donde ellos mismos nos mostraron cómo se vive en
su ciudad la Pasión
de Cristo, y es que durante toda una semana, once Cofradías transportan a la
capital riojana una historia que comenzó en Jerusalén hace más de dos mil años.
Así que, nos pusimos en marcha, y nos dirigimos a dos de los Templos más emblemáticos
de la ciudad, los cuáles pudimos ver anteriormente representados por sus torres
en una bonita maqueta, en la cuál también se refleja el cruce de caminos hacia la Catedral de Santiago de
Compostela.
Comenzamos por la Iglesia de Santa María de
Palacio, catalogada como Monumento Artístico Nacional. Ella alberga, además de
un retablo ante el que es digno detenerse para contemplar todos sus detalles, el
antiguo Sepulcro, el cuál procesionaba años atrás con la Cofradía de la Vera Cruz. También está
presente la Virgen
de la Antigua ,
caracterizada por sostener al Niño en sus rodillas, y el Santo Cristo de las Ánimas,
perteneciente a la Cofradía
del mismo nombre.
Tras tomar el cafelillo de
rigor y poder charlar un ratito sobre nuestra visita, nos adentramos en la Concatedral de Santa
María de la Redonda ,
en la que nos detuvimos con atención para contemplar su fachada y laterales,
ricos en majestuosidad y belleza. Una vez en su interior, visitamos el actual
Santo Sepulcro, la Virgen
de la Soledad
y nuestra querida Virgen del Pilar, la que nos guía y protege allá donde
vayamos. Fue realmente precioso el hecho de tener la oportunidad de “perdernos”
por las naves de una Concatedral que conforma una auténtica joya.
Pero si hay algo que
realmente nos llamó la atención, y a mí en especial, fue el hecho de poder
apreciar la copia del cuadro de La Crucifixión de Miguel Ángel, por la historia tan
bonita que comprende. Os la voy a contar un poquito por encima porque estoy
seguro de que os va a gustar, pero para ello, vamos a realizar un pequeño gran
viaje en el espacio y en el tiempo; nos vamos a la Roma del año 1.540. Allí
vivía Vittoria Colonna, una poetisa que influyó en gran medida sobre el ámbito
intelectual del Renacimiento italiano. Tras enviudar, y retirarse a un
convento, entabló una profunda amistad con Miguel Ángel. Vittoria, le pidió que
le realizara un cuadro donde apareciese la Crucifixión con objeto
de rezar sus Oraciones privadas. Él, que atendía gustosamente todos sus deseos,
le pintó un pequeño Calvario, en el que figuraban Jesús muriendo en la Cruz , la Virgen y San Juan. Siete
años después, Vittoria falleció, recuperando el autor su cuadro para añadir a
María Magdalena abrazada a la Cruz. Dicho
cuadro desapareció y nada se supo de él, pero es cierto que existen diversas
copias y bocetos de discípulos de Miguel Ángel en varios lugares del mundo,
incluidos el Museo Británico y el de Louvre, opinando algunos expertos en la
materia e historiadores que la existente en la Concatedral de
Logroño, está realizada por el propio autor.
Para finalizar, quiero
añadir que, en el año 1.575, el artista y marino Marcos Cabrera, inspirándose
en este cuadro, realizó un Crucificado expirante para la Hermandad del Museo de
Sevilla, el cuál sigue saliendo en procesión la noche del Lunes Santo.
Tras salir de la Concatedral con esta
historia guardada en el corazón, y debido a la hora que era, nuestros
anfitriones logroñeses optaron por dar testimonio de la excelente gastronomía
que reina en su ciudad, la cuál siempre va acompañada del buen vino de La Rioja. Así que, para abrirnos
aún más el apetito, nos llevaron a visitar el Mercado de Abastos, con el objeto
de introducirnos posteriormente en una calle donde las tapas brillan por su
variedad, arte y buen sabor, la famosa calle Laurel.
La tarde se mostraba lujosa
y soleada, y la verdad es que invitaba a pasear, en esta ocasión, por amplias
avenidas y jardines del centro, para después terminar brindando por Logroño,
sus habitantes y por esta “bendita locura cofrade” que llevamos dentro y que
nos da la oportunidad de crear lazos y vínculos de unión con amigos de
cualquier parte para vivir con ellos maravillosos momentos de Fe.
¡¡¡ GRACIAS A TODOS POR
ACOMPAÑARNOS !!!